sábado, 26 de mayo de 2012

SALMOREJO CORDOBÉS

El salmorejo es una crema que se sirve como primer plato, original de la zona de Córdoba, a base de tomate, ajo, miga de pan, aceite de oliva, vinagre y sal. Su consistencia es la de un puré (a diferencia del gazpacho que es normalmente líquido) y se suele acompañar añadiendo por encima huevo duro picado, jamón serrano picado y un chorreoncito de aceite de oliva.

Es, al igual que el gazpacho, una sopa fría de vegetales que se suele tomar bien fresquito en algunas zonas del sur de España en los meses calurosos de verano. Suele servirse en un recipiente de barro cóncavo; también en un bol o tazón.

Sobre incorporarle huevo debo decir, que en el recetario de antiguos cocineros se lo añadían crudo, y créanme que el salmorejo tomaba una textura envidiable y un sabor único. Hoy ante el temor de podernos contagiar con una traicionera "Salmonella" se ha ido desechando de la receta clásica esta costumbre.

No obstante, se sigue haciendo el salmorejo con huevo, pero se le incorpora frito o pasado por agua, siendo esta una excelente alternativa para evitar riesgos y a la par para enriquecer este elogiado plato tan nuestro en Andalucía.

Ingredientes (para 2 personas):
1/2 barra de pan asentado (pan de miga del día anterior)
50 cl. de aceite de oliva virgen extra
2-3 tomates grandes maduros bien "coloraos" (bien rojos)
1 diente de ajo
sal y un chorreón de vinagre de vino
2 huevos duros
2 lonchas de jamón serrano picado (o taquitos menudos)

Elaboración:
Cortamos el pan en trozos pequeños. Pelamos los tomates y los cortamos igualmente en trozos.

En un bol amplio mezclamos estos dos ingredientes para que el caldo del tomate empape el pan. Lo removemos de vez en cuando para que el pan se vaya empapando.

Mientras tanto, en una cazuela, ponemos a cocer dos huevos; pelar una vez cocidos y reservar. Uno lo vamos a utilizar para batir con el resto de ingredientes y el otro para decorar.

Pelamos un diente de ajo y le quitamos el germen para que no repita.

En el vaso de la batidora vamos poniendo el tomate, el diente de ajo picado y el pan, no todo a la vez (lo haremos en tres o cuatro veces) y vamos triturando a velocidad lenta, añadiendo más tomate y más pan hasta batir bien la totalidad de estos dos ingredientes. Nos irá resultando una pasta ya algo espesa.

A continuación añadimos un huevo duro picado, el aceite, un chorreón de vinagre y sal y seguimos batiendo, a velocidad lenta, hasta que comprobemos que el aceite ha emulsionado en su totalidad. Probamos y rectificamos en su caso de alguno de los ingredientes según gusto: aceite, vinagre o sal.

Lo metemos en el frigorífico, durante al menos una hora, para que esté fresquito a la hora de servir.

Se acompaña con jamón serrano y huevo duro picado.

Se le añade unas gotas de aceite de oliva virgen por encima (sin mezclar) y a comer.

Buen provecho.